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Pequeñas locuras: ¿La buena y la mala cocina?

Ya sé, para los gustos los colores, de ello no hay duda, pero dicen, y aún peor, escriben tantas cosas y tan equivocadas, que siento la enorme necesidad de comentar mi opinión al respecto, porque me mosqueo.

Fue cuando volvimos de Madrid el otro día, haciendo pausa en un Restaurante con Bar al lado de la autopista. Entre ilustres fotos de ilustres políticos junto con los ilustres dueños del bar encontré un artículo enmarcado en cual un periodista (he olvidado su nombre) y como él dice, amigo de miembros de la real academia de la gastronomía intenta explicar porque no le gusta la cocina “moderna”. Tampoco no le gusta el Jazz, dice en el mismo artículo sin entrar en detalles. ¿Será verdad que toooodo el Jazz no le gusta? ¿Ni Billi Holiday, ni Gerswin, ni “What a wonderfull life” de Luis Armstrong? Por ejemplo, o me contestaría: “Hombre, ¡eso sí!”

Comenta en su artículo que él es “de los de la tortilla”, insistiendo así en su gusto tradicional. Será la tortilla que le hace su madre, si le sale, porque no a todas las madres les sale bien. No me imagino que se pueda referir a esas tortillas de muchos bares y restaurantes, secas, hechas sin ganas ninguna, pasadas por el frigorífico 5 veces, con patatas días y días ya cocidas, o cocidas en exceso en grasas mediocres, con huevos pasteurizadas, también muchas veces saladas, o por el contrario insípidas.
Seguramente se refiere a esa tortilla jugosa de huevos de corral, aceite de gran calidad, patatas sabrosas, a temperatura adecuada, ni fría ni caliente… hmmm, que apetito.
Pero ¿donde se encuentra esa tortilla, hecha con amor y sabiduría?
Por favor, ¿DONDE?

Desgraciadamente esa cocina tradicional no ha mejorado mucho en los últimos años de tanto “boom” gastronómico, sigue en su mayoría muy floja, fabricada con productos mediocres, sin esmero ni conocimiento.

¿Donde podemos comer esa Paella cocinada al punto, ni grasosa, ni pastosa? Se me ocurren tres, cuatro sitios… pero ¿una paella hecha con pollo de granja (y no con esos bichos raros transformados en carne en 3 ó 4 semanas e hinchados con antibióticos), tabellas, garrofones frescos y además con azafrán de verdad (azafrán-azafrán), esa impresionante calidad con denominación de origen La Mancha? Pues, no me ocurre ningún sitio en todo Valencia.

Curiosamente permitimos un margen de error grandísimo a la cocina “tradicional”, si no fuera así saldríamos casi siempre a palos de estos sitios. A veces incluso me apetece mucho, pero aun más por esos camareros bordes, groseros, amargados, con mala leche, que abren la botella de vino dándole vueltas por el aire… y si nos quejamos sabemos de antemano que les va a importar un bledo.
Por el contrario no se permite casi ningún margen de error en la cocina moderna, como si no tuviésemos derecho a equivocarnos, todo tiene que estar perfecto, cualquier detalle incluso por insignificante que sea se comenta, se mira con lupa absolutamente todo y cualquier error humano nos escandaliza.

Sin embargo la cocina moderna de España sí ha mejorado, y mucho, ha mejorado más que en ningún otro país de Europa, ha mejorado a una velocidad impresionante. Hay muchos profesionales de alta escuela, gente con una pasión tremenda, con unas enormes ganas y una dedicación absoluta, gente que dedican su vida entera a ese gran arte de hacer feliz a otros.

Espero que poco a poco se contagie esta pasión a la cocina tradicional que tanto nos gusta, aun que al final solo existen dos cocinas:
La buena y la mala.

Saludos
Bernd

Pequeñas locuras: Chassignolles o La honesta alegría y buena salud



Harry es un tío curioso, un poco loco desde luego, gran gourmet, gran vividor y muy atrevido. Conozco más gente de este estilo, no todos ingleses como por ejemplo mi gran amigo Steve (www.seuxerea.com), o los maravillosos, y súper hospitalarios dueños de la Torre del Visco, Piers y Jema (www.torredelvisco.com), también está el increíble Kristian, que es francés, gran cocinero y mejor amigo… esto tipos raros, que dejan su país, lo cambian por otro (en general más caliente), y triunfan con su bien hacer, con sus ideas geniales, pero sobre todo con su fuerte valor y atrevimiento.

Harry era dueño, junto con su socio Jonathan, de un exitoso Gastropub (Ancor & Hope) en Londres, y después de 5 años llenando mediodía y noche, (incluso había cola de gente esperando mesa), recogió sus beneficios y se compró un Hotel en Francia en un pueblo de 80 habitantes lejos del bien y del mal, y además, sin hablar ni él ni su mujer (ni su hijo de 1 año) una palabra de francés. Eso era hace 2 años y medio, ya hablan bien (por lo menos a mi me lo parece) y acabamos de pasar allí una semana de vacaciones de ensueño Carmen, Bastian y yo.

He engordado 5(!!!) kilos, cenando sus impresionantes salchichas (era el alcalde del pueblo que le enseñaba como hacerlas) de diferentes cerdos ecológicos, los patés… La primera noche nos servía una pierna de cordero asada al horno durante 7 horas, estaba tan buena que no llegaba ni a los fantásticos quesos de la zona, ni al postre, y eso no me suele pasar nunca. Menos mal que había 7 días = 7 cenas.


El pueblo está en la Auvernia, cerca de Brioude, a unos 50 km del sur de Clermont Ferrand, perdido en las Montañas a 950 m de altura, y como ya escribí sobre este sitio en un mail esta primavera, y mencionaba su página web (www.aubergedechassignolles.com), flipábamos en colores cuando encontramos clientes míos de Valencia disfrutando de la hospitalidad del Hotel.


En la fiesta del pueblo del 15 de agosto asaban un pequeño ternero (también ecológico) al la brasa, los riñones eran para mi (pero no como “Steak ´n Kidney Pie”, un clásico de la cocina inglés, no había tiempo para elaborarlo, aunque me lo prometió para la próxima vez), buenísimo con un gratín de queso de la Auvernia… Una noche cocinamos incluso mi hijo Bastian y yo…



Y el desayuno, ya se sabe de mi debilidad, un buen café, jamón, yogures, leche, mermeladas (todos “homemade” y ecológicos, incluso el jamón). Fantástico, empezar el día así.

Ya he invitado a Harry para que vuelva este otoño a Valencia, y hacer un “Festín de la Auvernia”, con todos sus maravillosos productos. Será noviembre o incluso diciembre, porque las salchichas, el jamón de pato (¿he olvidado de mencionarlo?) tienen que secarse en su despensa.



Un saludo gastronómico y buena vuelta al cole.
Bernd